martes, 1 de abril de 2014

¿Duelo?

Estuve investigando un poco y encontré bastante información sobre el duelo. La verdad es que es la primera vez en estas dos semanas que veo una pequeña luz al final del túnel.

Supuestamente, y digo supuestamente por que como dije al principio de mi blog: "todos somos distintos y no podemos ser encasillados", existen 5 etapas:
  • Negación
  • Negociación
  • Ira
  • Depresión
  • Aceptación
Al principio realmente pensé en que no tenía sentido. Yo no me sentía identificada con ninguna de las primeras tres etapas. No niego que mi relación acabo, tampoco quiero negociar una reconciliación y no siento enojo, ni ira, ni rabia, ni nada por el estilo. La depresión si la siento, pero según las etapas descritas debería ser lo último que voy a experimentar antes de poder salir de todo esto.

Aún así no quede satisfecha, quería una respuesta. ¿Por qué no estoy haciendo un duelo "normal"? o es que acaso ¿Voy a hacer las etapas en desorden? La verdad es que sentí bastante miedo al pensar en el último caso... No quería pasar por ninguna de esas tres etapas. 

Así que lo conversé con un psicólogo. Y en esa conversación pude darme cuenta de algo que me ha dejado bastante tranquila: Mi duelo comenzó mucho antes de terminar mi relación. En otras palabras, Mi relación había terminado antes de ambos lo dijéramos en voz alta. 

Déjenme contarles la historia:

Ahora, no quiero que esto cree un tipo de animosidad hacía Él. Esto sólo es mi descargo de las cosas y como yo las viví. Supongo que si en algún momento Él lee todo esto puede que sucedan dos cosas: O va a comentar y no va a ser un comentario bonito, o va a entender muchas cosas que ninguno de los dos pudo entender en su momento. Así que si lees esto... Así la pasé yo.

Exactamente un año atrás Él y yo retomamos nuestra relación después de dos meses de estar separados. La razón fue un "desliz" mio (merecedor de su propia entrada). Él estaba bastante inseguro y yo sabía que me quería, pero lo cierto era que Él estaba bastante distante y cuidadoso cuando volvimos a juntarnos. Constantemente me reclamaba sobre lo que había pasado y yo hice el esfuerzo por solucionar lo que había hecho. 

Me tome muy a pecho la culpa e hice cuanto pude para hacer que todo fuera como antes. Si pudiera haber saltado de un puente lo hubiera hecho. Piensen en algo, lo que sea, yo lo hice por que me sentía sumamente responsable. Luego de un par de meses pensé que todo estaba semi-olvidado. Y digo semi-olvidado por que era obvio que aun le dolía, pero pensé que mis esfuerzos y mis sacrificios estaban dando sus frutos.

No fue así

NEGACIÓN

Cerca de Septiembre del año pasado, si mal no recuerdo, Él comenzó a querer terminar la relación. Todo lo que hacía le molestaba, todo lo que decía le molestaba, todo lo que me ponía lo hacía enojar. Y aquí es donde comenzó mi parte de negación. Cada vez que Él me decía: "No te quiero", "Quiero terminar", "No quiero estar contigo", yo lloraba y le decía que por favor no diga esas cosas. Que no eran ciertas. Que estaba enojado y que hablaba así por que no pensaba en lo que decía. Más de una vez me negué a irme del lugar donde estábamos hasta que Él "reaccionara" sin saber que era Yo la que tenía que reaccionar y entender que Él realmente no quería seguir en una relación conmigo.

NEGOCIACIÓN

Luego comencé a negociar. Cada vez que Él decía ese tipo de cosas yo le decía que podíamos mejorar, que yo haría cualquier cosa, cerraría el facebook, le daría mis claves, me portaría "bien". recuerdo una frase muy distintiva: "Hago lo que sea, lo que quieras. Pero no termines conmigo por favor" Recuerdo llorar y desesperarme tratando de pensar en cualquier cosa para hacer que deje de hablar y decir lo que estaba diciendo. Él cedió todas las veces, es así como sé que realmente Él lo estaba intentando. 

IRA

Lo malo de mi etapa de negociación (a demás de la obvia relación tóxica que estábamos construyendo) fue que Él se acostumbro. Se acostumbro a decirme cosas bastante feas y que yo negociara con Él. Que yo fuera la que diera el primer paso, la primera llamada, lo que sea. Las cosas que me decía comenzaron a subir de tono y sus palabras se convirtieron en empujones y en jalones. Sé que dije que en esta historia no hay villanos, y lo vuelvo a repetir. Ninguno fue el malo en la historia. Ambos tuvimos la culpa y no crean que justifico sus acciones, pero tampoco justifico las mías. 

Todo esto hizo que sintiera un enojo constante. Una rabia contenida, que solamente una vez logro salir y recuerdo haberle dicho: "Te odio, te odio. Y espero que este odio me dure lo suficiente para poder olvidarte". Estaba tan enojada con Él, con sus palabras, con sus acciones que deje de hacer cosas por Él. Recuerdo que mi mamá me preguntaba si aun lo quería y yo le decía: ¡claro que si! pero lo cierto era que mi enojo tapaba la realidad. Nuestra relación estaba terminando y yo no lo podía ver

DEPRESIÓN

En esta es en la que me encuentro. La rabia me duró hasta la semana pasada y esta semana, como ustedes ya saben, comencé a sentir la falta de su compañía. 

No estoy segura de cuanto me dure. No sé cuanto tiempo más tenga que llorarlo para llegar a aceptar todo esto, pero estoy segura que después de esto solo me queda la ACEPTACIÓN y eso me da esperanza y fuerzas. Nunca pude ver que nuestra relación se estaba acabando... o tal vez nunca lo quise ver. Pero hoy les puedo decir que si están pasando por lo mismo, es difícil, vas a llorar, vas a desesperarte.

Pero es un proceso, y creo que el proceso te hace fuerte y te hace ver las cosas más claras cuando llegas al final.

lunes, 31 de marzo de 2014

Y de pronto... Pum.

¿Alguna vez sintieron que por fin pudieron dar un paso y de pronto ¡PUM! viene un tractor y los lanza 30 metros hacia atrás? Claro, no en el sentido literal.

Eso fue para mi el día de ayer. A una semana de terminar mi relación con Él me derrumbe, y no se si fueron los comentarios en la fiesta a la que fui, o si fue simplemente parte del proceso. Pero ayer las ganas de saber como estaba, de saber si estaba bien o mal, si aun estaba pensando en mi me inundaron y no pude.

Lo llame.

Si, si. Much@s pensaran que soy una tonta y de hecho si, si lo soy. Pero no por las razones que ustedes piensan. Verán, para mi el orgullo siempre fue un concepto que nunca entendí. ¿Por qué tener orgullo cuando queremos a alguien? ¿Por qué meternos en este lugar en donde hacemos como si no nos interesara para nada la otra persona? ¿Por qué queremos pretender ser o sentir algo que no sentimos? Para mi las palabras y los sentimientos se dicen, se expresan, se sacan del pecho. Si no, se quedan ahí a pudrirse.

Entonces lo llamé. Y descubrí muchas cosas que me llenaron de miedo. Como el cambio en su tono de voz, sus palabras cortantes, sus frases terriblemente pensadas y calculadas para no dejar que yo penetre esta barrera que Él esta construyendo. Le dije que a pesar de que las cosas no funcionaron aun lo seguía queriendo y que así ya no estemos "enamorados" no podemos evitar querernos... 3 años no es poco.

Pero Él seguía siendo (o fingiendo ser) fuerte, como siempre lo fue.

Esa llamada y posteriores mensajes fueron como una llamada de atención. Él realmente está intentando borrarme por completo de su vida, y lo esta haciendo apretando el acelerador. ¿Eso significa que tu no lo intentas Priscilla? No. Eso significa que estamos intentando dos cosas distintas. Mientras yo intento seguir con una vida que durante tres años lo incluyó a Él, Él intenta borrar esos tres años.

Y eso duele.

No ha sido fácil chic@s. Y esa llamada sólo lo hizo peor.

domingo, 30 de marzo de 2014

Resaca.

¡Denme agua por favor!

Okay, sé que dije que el fin de semana me daba pavor. Y sí, no pensaba salir ni en broma. Tenía un excelente plan para quedarme en casa bajo mis sábanas, pero para mi mala suerte el cumpleaños de uno de mis mejores amigos (lo conozco desde el 98) fue ayer.

Y no, no tome ni una gota de alcohol. No quería arriesgar la típica llamada, o el mensajito de borracha, ¡Es más! Cambie de celular con mi mamá por que realmente quería estar tranquila y quería poder disfrutar la noche sin que todo esto me moleste.

Pero no. Ayer en la noche el mundo decidió que pondría a todos "nuestros" amigos en esa reunión. Obvio, si por 3 años lo único que hice fue evitar hacer nuevas amistades por que él era celoso. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, fueron las personas que estuvieron ahí y me preguntaron de él. Y claro, seis no es un número grande, pero ¿qué pasa si les digo que no habían más de 40 personas? De las cuales sólo 20 eramos realmente invitados de mi amigo, el resto eran de su hermana.

Ahora, cuando en una misma noche tienes que explicar que ya no estás con alguien repetidas, y por repetidas quiero decir demasiadas veces, al día siguiente (hoy) despiertas con resaca. Pero no con una resaca normal. Si no con la resaca de lo dicho.

Cada vez que lo repites, cada vez que dices: "Él y yo ya no estamos", "Ya no es mi enamorado", "No estamos juntos" hace todo esto más real. Cada vez que me decían que lo habían visto continuar con su vida lo hacía aun más real. Mis neuronas, que hasta ahora ni siquiera se habían tomado la decencia de aceptar que Él ya no esta aquí, comenzaron a hacer sinapsis y de pronto cada parte de mi cuerpo comenzó a sentir ese duelo que he estado evitando todo este tiempo.

Hoy desperté de un sueño diferente. Soñé que iba a su casa y Él me decía que no tenía nada que hacer ahí.

Y no sé si eso es bueno o malo. Bueno por que ya no sueño que él sigue aquí o malo por que despertar después de un sueño así es sumamente difícil.

Continuar sin Él es sumamente difícil.

viernes, 28 de marzo de 2014

Devuélvanme la noche.

Despertar es la peor parte.

Tener que abrir los ojos después de no estar pensando en todo lo que paso me parece la parte más difícil de todo este proceso. No sé si a ustedes les pase pero, a medida que el día pasa las cosas se ponen más llevaderas.

A diferencia de la estúpida mañana.

Llorar se ha convertido en una constante en estas horas y las preguntas: "¿Cómo despertaste?" y las miradas de compasión de mi familia y los mensajes de preocupación en Facebook, Whatsapp y a mi celular son un poco... abrumadores. Sé que dije que un sistema de soporte es importante y etc, etc, etc. Pero a veces necesitas soledad. Tiempo para ti. Desconectarte. Es por eso que todas las noches apago mi celular y el día de ayer cerré mi cuenta de Facebook (bueno, no la cerré. Pero sí la desactive).

Una cosa que no saben de mi es que esporádicamente hago trabajos de modelo y el Facebook es una herramienta de trabajo para mi. Así que dude un poco, pero la verdad es que el fin de semana se acerca, y en una ciudad tan pequeña como la mía en la cual el sábado una nueva discoteca se abrirá, me da pavor. No deseo ver fotos, ni tags, ni estados, ni nada que puedan hacerme volver a retroceder el medio centímetro que avance.

Pero volviendo a mis mañanas, desde el momento en el que despierto al momento en el que me doy cuenta de lo que realmente está pasando en este momento de mi vida hay un par de minutos. Un par de minutos en los cuales todo aún es como antes. Él hará esa llamada para darme los buenos días en 3, 2, 1...1...1? y nada sucede. Es justo ahí cuando mi cerebro hace la conexión entre la rutina y la realidad y me da una cachetada. "Él no va a hacer esa llamada Priscilla, Él ya no está".

El resto del día esa cachetada sigue doliendo.


jueves, 27 de marzo de 2014

Amigas, tengo un problema.

Una de las primeras cosas de las que me he dado cuenta a penas termine esta relación fue que me había concentrado tanto en hacer que lo nuestro funcionara que había dejado de lado lo demás;Había invertido tantas energías y tiempo en buscar razones para seguir juntos que deje de ver aquellas razones por las cuales ya NO podíamos seguir.

Y ese día cuando pude por fin tomar el teléfono y marcar un numero que hace mucho no marcaba y decir las siguientes palabras: "Las necesito", debo decir que fue algo liberador.

Saber que no estas sola. Saber que él no era tu único amigo, o la única persona con la que podías hablar o que te podía entender te da una cierta paz en un momento en el cual necesitas cualquier rayo de luz que puedas encontrar. No digo que de pronto me sienta mejor, pero salir a tomar un café o a comer (aun así no haya probado bocado desde ese día) hace que el día sea más llevadero.

Gracias a Dios, Jehová, Buddah, Alá, quien quiera que sea el que está allá arriba, tengo un sistema de soporte muy bueno con mis amigas.

Y creo que eso es una de las primeras cosas que debes hacer. Llamarlas, buscarlas y llorar con ellas. Y debes ser sincera. Eso fue algo que a mi me pasaba con mucha frecuencia. Nunca les dije que las veces que habíamos terminado y vuelto eran más de las que podía contar. Nunca les conté que era yo la que le rogaba para que no me dejara porque "sin él mi vida no tenía sentido". Me daba vergüenza decirles que me sentía completamente dependiente de una relación. Que necesitaba estar en esta relación para sentirme viva.

Y lo cierto es que todas corremos y nos escondemos de esa amiga que sabemos que nos va a decir la verdad y nada más que la verdad. Nunca le preguntamos que piensa o que deberíamos hacer. ¿Porque? por que sabemos que es justamente ELLA la que nos va a decir que estamos entrando al fin y NOSOTRAS no queremos saberlo, ni siquiera queremos pensar en que tal vez, solo tal vez, estamos en la recta final y no hay vuelta atrás.




¡Ayuda!

¿Cómo es que llegué aquí?

¡Ah! Comencé una interminable búsqueda en Internet sobre como superar una ruptura amorosa: "7 pasos para superar a tu ex", "La manera de superarlo", "10 tips para superar a tu ex!", "5 rituales para superar a tu ex", "Cómo superar a tu ex con dignidad", etc, etc, etc.

Y no logre identificarme realmente con ninguna de esas páginas. ´

Ahora, no es que yo sea una erudita o que tenga la receta perfecta para hacerlo ni mucho menos. Pero no puedo sentirme identificada con ninguno de los "tips" o "consejos" cuando pretenden encasillar las relaciones y pretenden encasillarnos a todos, uno es el malo y el otro el bueno. Uno es débil y está sufriendo más que el otro.

Pero aún no pude encontrar una que explique realmente por lo que uno pasa. Todas quieren hacerlo ver fácil, simple, quieren resumir lo que para algunos de nosotros es una maratón en tan solo 7 pasos. Pero "¿Por qué escribes sobre esto Priscilla?" "¿Por qué no escribir de moda, de fotografía, de canciones, de libros o de comida?"

Déjenme contarles mi historia.

Siempre fui una chica normal, y por normal quiero decir promedio. Nunca destaque en el colegio, nunca fui la mejor deportista, la mejor estudiante (excepto en primaria), la más alta, la más delgada, la más bonita. Fui una muchacha que muchas veces pasaba desapercibida. Pero siempre fui alguien que soñaba con el día en el que llegara aquel muchacho que se enamoraría de mi al instante. 

Nunca sucedió. Esa idea de romanticismo que nos imprimen en la cabeza desde pequeñas (gracias Disney) se hizo cada vez más fuerte en mi. Enamorarse terrible y desesperadamente de alguien. Dar absolutamente todo de una, sacrificarlo todo. Esperar dormida hasta que un príncipe venga y te despierte con un beso y a partir de ese día comenzar a vivir realmente.

El tiempo paso y entre gustos y relaciones que duraban 3 semanas de pronto estaba en quinto de secundaria y me enfrentaba, con 16 años, a tomar la decisión sobre que era lo que quería hacer por el resto de mi vida: ¿Doctora como mi papá? ¿Administradora como mi hermano? o de repente ¿Ser arquitecta? No. ¡Voy a ser Ingeniera Biotecnológica! 

Quinto año de secundaria fue un año que recuerdo con mucho cariño. Conocí a mis mejores amigas, me divertí como nunca y por fin entraba a la universidad:

¡Ya soy grande Webona!

Durante ese primer año de universidad no logré encontrar mi lugar. Me sentía muy deprimida. Sentía que había tomado una mala elección con respecto a mi carrera. Pero mis ganas de no decepcionar a mis papás fueron más grandes así que me tragué los reclamos y termine el primer año con algunas dificultades pero lo hice. 

¿Recuerdan que leyeron sobre ese deseo de pertenecer a un cuento de Disney? Nunca desapareció.

Fue en mi segundo año de universidad en el que por fin ese sueño, esas historias en mi cabeza se hicieron realidad. Lo conocí sin querer, sin buscarlo, sin intentarlo. Lo conocí un día normal. No hubieron manzanas envenenadas, ni desmayos, ni fuegos artificiales. No hubo amor a primera vista, ni siquiera hubo gusto a primera vista, no hicimos "click". No hubieron charlas bajo la luz de la luna, ni frases cursis. 

Pero sí hubieron charlas hasta la madrugada en donde encontramos muchas cosas en común. Desde nuestras familias hasta nuestra preferencia por la comida vegetariana. Para mi esas coincidencias eran MI cuento de hadas. Para él eran simplemente eso, coincidencias. Pero así como habían cosas en común, también habían cosas que no soportábamos el uno del otro. 

Nuestra relación tuvo sus altas, tan altas como el Everest, y sus bajas, tan bajas que parecía que nadie nunca nos iba a poder sacar de ese lugar. Nuestra relación fue intensa, esa intensidad que solo puede ser entendida y descrita por alguien que la ha vivido. Intensa y poderosa. Esa era nuestra relación. Hubieron días en que podíamos construirlo y creerlo todo y hubieron otros en que destruíamos todo a nuestro paso. Incluyéndonos. 

Nos hacíamos terriblemente felices, y nos hacíamos terriblemente miserables. Nos amábamos como nunca habíamos amado a alguien y nos odiábamos como nunca habíamos odiado a alguien. Teníamos metas, sueños y planes, y a veces no sabíamos ni siquiera hacia donde íbamos. 

Y en esta historia no hay malos ni buenos. No hay villanos. Sólo somos dos personas que luego de 3 años de relación decidieron que lo mejor era seguir caminos separados. 

Es aquí donde comienza mi Blog. 4 días después del final.